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Leyes mentales para el desarrollo personal

Un tema que ha cautivado mi interés durante bastante tiempo es el desarrollo personal que, en mi opinión, considero que es un verdadero estilo de vida. No es fácil realizar un constante proceso de introspección: mirar hacia dentro, identificar aquello que ya no encaja en la vida de uno y que requiere una transformación.



MMckein. (2017, February 8). Vida Life Spiritual - Foto gratis en Pixabay. Retrieved December 31, 2024, from Pixabay.com website: https://pixabay.com/es/photos/vida-life-spiritual-respirar-mar-2048978/
MMckein. (2017, February 8). Vida Life Spiritual - Foto gratis en Pixabay. Retrieved December 31, 2024, from Pixabay.com website: https://pixabay.com/es/photos/vida-life-spiritual-respirar-mar-2048978/



El proceso no es sencillo; es, de hecho, desgarrador en muchos sentidos, ya que abarca una transformación profunda que empieza en los niveles más íntimos del ser y se extiende a lo visible.


Personalmente, he experimentado esta metamorfosis gracias a mi participación en un seminario de coaching e inteligencia emocional que marcó un antes y un después, que a propósito lo tomé en la Universidad Internacional de la Rioja (UNIR). Dicho seminario me dejó varios aprendizajes; en primer lugar, quisiera mencionar una frase que me dejó marcado: “¿quién es, en realidad, el hombre? Es el que siempre decide lo que es”, Franki (2015); es decir, el ser humano cuenta con la facultad de elegir libre y voluntariamente el rumbo de su vida, las cosas no pasan al azar, tienen un resultado condicionado por las acciones previas. Por lo tanto, el desarrollo personal es lo que permite despertar o mejorar las facetas de la vida: acciones, pensamientos y emociones. En segundo lugar, el seminario me enseñó por lo menos unas cinco leyes mentales que quiero compartir.


Primera ley: el control. Esta ley declara que uno se siente positivo o negativo de uno mismo según el grado de sensación de control que uno tenga sobre la vida, en particular en tres grandes áreas: la salud, el trabajo y las relaciones, tanto amorosas como familiares. Pero ¿cómo se trabaja en ello? Para empezar, el control se da en los pensamientos, cambiar los negativos por los positivos es la clave, con ello se van autocorrigiendo las emociones y las acciones a la par, mejorando la autoestima.


Segunda ley: el accidente. Esta ley argumenta que, si una persona falla en su planeación, falla en general. Por cierto, a esta ley la gente la ha mal denominado como “el ser afortunado”, “el haber estado en el lugar indicado”, aunque no se niega que a veces esto puede pasar, la verdad es que quien no va en la vida con un plan, no tiene control; y no solo eso, estaría rompiendo la primera ley mental. Para tener el timón de la vida hay que trazar un buen plan de acción, para ello, la metodología SMART es efectiva.


Tercera ley: causa y efecto. Esta ley está muy ligada a la anterior; no obstante, cuenta con cierto matiz: todo lo que pasa es por una razón, se diferencia de la anterior en la ejecución; no se queda solo en la planeación, empieza a entregar resultados, ese es su objetivo. Cuando el efecto se hace visible, es entonces cuando la sensación de control toma cada vez más fuerza en la persona, lo que a su vez lleva a que se regulen los pensamientos y las emociones.


Cuarta ley: la creencia. Esta ley me parece una de las más bonitas, porque póstula que aquello en que se cree con fuerza se volverá la realidad. La razón de esto es que dichas creencias nos harán actuar en consistencia. Si la creencia es limitante, la realidad también lo será; por ejemplo, si una persona piensa con frecuencia que no puede hablar en público, que no puede aprender un nuevo idioma, o incluso que es pésima en matemáticas, su realidad será igual de limitante. De ahí la importancia de cuestionar las creencias restrictivas y actuar como si no estuvieran, para que desaparezcan.


Finalmente, la quinta ley: expectativa. Lo que más me llamó la atención de esta ley fue encontrarme con la diferencia entre lo que es el deseo y lo que realmente se espera: el objetivo; el deseo no es más que una meta sin fundamento, sin rumbo, algo que se pierde fácilmente; por otro lado, un objetivo traza expectativas y pasos definidos. En otras palabras, el deseo no lleva ninguna fuerza, y por tanto, no genera acción.


En síntesis, el desarrollo personal, enfocado en introspección, control, planeación, creencias positivas, y objetivos permite transformar profundamente las acciones, pensamientos y emociones; generando así un crecimiento auténtico y duradero.

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